Alimentación
Se podría decir abiertamente que los insectos comen de todo. Aunque tratándose de tres cuartos de millón de especies, eso no debería asombrarnos.
Los jugos de las plantas y también sus hojas y sus tallos y sus raíces; frutas, las que sean; granos de cereales; carne viva o muerta, fresca o en descomposición; madera, papel, telas; sangre (incluida la humana): todo puede ser alimento.
Hay que decir que muchos insectos devoran... a otros insectos. Así, las ninfas de las libélulas o las chinches de agua se alimentan de insectos que andan por allí (y también de pequeños vertebrados acuáticos, como pececitos y renacuajos). Las mariquitas, también llamadas vaquitas de San Antonio, tienen una dieta a base de los pulgones que comen rosales y otras plantas. Por eso las rondan. Incluso se las cría adrede para cuidar el jardín. O sea que no solamente traen buena suerte...
Algunos insectos –como las moscas comunes- no son muy exquisitas al escoger su menú. Lo mismo les da succionar azúcar o frutas que sudor o excrementos.
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